Tu indiferencia ya no me perturba,
la recibo como la suave brisa
que pone de manifiesto la inmensidad de mis océanos.
En un tiempo en el que aquella apatía
provocaba la tempestad y alteraba el oleaje de mis aguas
vulnerables…
Aprendí a ser manantial, transparente cauce que fluye
y va a parar al mar.
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