sábado, 28 de enero de 2017

Sigo sin saberlo




No pretendía que curases mis heridas, o quizás si
Aun no sé muy bien lo que esperaba de ti,
pero entendí que debía dejar de esperarlo
porque solo nosotros podemos salvarnos.

Al igual que yo no seré la que te salve de tu soledad,
tampoco soy la imagen que te formas de mi realidad.
No soy las palabras que dije
ni los errores que cometí,
tampoco soy los brazos que te esperan
ni la musa que ahora inspira tus poemas.
No me gusta lo de dormir abrazados,
porque eso de soñar,
siempre preferí hacerlo por mi lado.

Ya no creo en los cuentos de hadas,
 ni en las historias que me contabas,
pero creo en el poder de escribir la mía cada día
y la magia que hace que las cosas sucedan
cuando menos te lo esperas.

Que ya no sé si es que empiezo a entender mejor la vida,
o estoy mejor porque he dejado de intentar entenderla.
Por eso de que no se puede esperar nada de ella.

No necesito explicaciones ni respuestas,
ya no me debes justificaciones ni recompensas.
Las preguntas nunca dichas
Y las respuestas que nunca llegan
seguirán perdidas en el reflejo de las miradas
para que las palabras sigan sin encontrar la forma de ser pronunciadas
Y  no causen dolor al escucharlas.

Aún recuerdo aquella frase de Ismael Serrano que tanto te gustaba:
“Antes de rendirnos fuimos eternos”
Para entonces ya debimos  intuir que eso de la eternidad
nos quedaba demasiado grande…
pero me gusta pensar que lo fuimos
y que el concepto de eternidad,
implica permanencia,
que por mucho que uno se rinda
siempre habrá algo que persista,
aunque solo sea el recuerdo
 de tu mano sobre la mía,
tu voz susurrando en la lejanía,
o la canción que me transporte a ese momento
en el que encendimos primaveras en cada invierno,
el recuerdo de que hubo un tiempo
en el que antes de rendirnos

fuimos eternos..

lunes, 16 de enero de 2017

Mitákuye Oyás'in

Como decían la tribu de los Lakota
Todos estamos conectados,
Nos necesitamos,
Somos al mismo tiempo:
 el virus que provoca la enfermedad
y única medicina que nos puede salvar.

Somos el niño, el joven y el anciano
El espíritu que crece
en este cuerpo que envejece.

El corazón dolido
que reclama a gritos tu atención,
sin conocer forma de hacerlo mejor
que obteniendo por respuesta
lo contrario a su petición.

Somos la soledad disfrazada de arrogancia,
La nostalgia que habita tras la máscara,
El dolor que sólo busca tu comprensión,
El águila que se cree encerrada
En una celda de ficción.
El miedo a perseguir los sueños
Bajo la capa de la envidia y la frustración.

Pero también somos la llama que alumbra
En la oscuridad más absoluta,
El abrazo cálido que nos cobija de la lluvia,
La risa que riega las flores secas de tu balcón,
La alegría que baila sobre ese muro en tu interior,
La ilusión que lo destruye a golpes de emoción
La caricia que sana las heridas del corazón


Somos los niños que siempre fuimos
Retomando el camino
Que creíamos perdido,
Y recogiendo los escombros
De un muro
Al fin destruido.



domingo, 15 de enero de 2017

El viaje

Sentir ese impulso de querer empezar un nuevo viaje,
una nueva historia,
Irse a la aventura,
Sin saber qué pasará.
Hacer las maletas
 y volar.

La incertidumbre de lo desconocido,
Confiar en la suerte
Como único destino.
Ahora no sirven las preocupaciones
De lo que no podemos controlar,
En el momento de actuar
Se hallarán las soluciones
de un futuro siempre dispuesto a girar.

Aceptar las cosas como vienen,
No esperar que los planes
Se cumplan como desees,
Ni vivir el pasado
En el tiempo presente.
Solo quiero inspirar este momento
Y que la sensación de estar comenzando algo nuevo
Sea el presente más continuo
De mi pasado más ajeno.

Me asustan las turbulencias cada vez que vuelo
Siempre pasa por mi mente el fugaz pensamiento
De que a más distancia hacia el cielo
Peor será la caída contra el suelo.
Pero aun así me niego ante la idea de que el miedo
Le gane la partida a mis sueños,
Y me siento libre como el águila en el cielo

Esperando ver su próximo reto.

jueves, 12 de enero de 2017

Bailemos

Cuando mis ojos inundan de mares la habitación,
Cuando creo que las aguas me sumergen hasta lo más hondo de las profundidades,
me levanto,
pongo la música bien alta
y empiezo a bailar entre lágrimas.
a desafiar con una sonrisa la tormenta.
Me pongo mi mejor disfraz para salir de fiesta,
aquel  que es capaz de camuflar la nostalgia
y hacer que las lágrimas parezcan diamantes en un vestido de gala.

al entrar en el bar,
la tenue luz invita a pasar
la música suena a ritmo de jazz
y las risas entre copas emanan un ambiente familiar.
Allí están las almas embriagadas de la noche,
Entre delirios de alcohol
Y movimientos de blues
danzando unas con otras
sin importar las horas o las copas de más..

Sácame a bailar,
The show must go on,
que aunque el mundo se derrumbe ahí fuera
hoy las penas se evaporan en cada giro que das.
Por eso, bailemos
Alors on dace,
que aunque fuera haga 30 bajo 0
por dentro el sol
ya comienza a brillar.

Perseguir quimeras

Te das cuenta que la vida es un regalo,
que nada te pertenece
y todo te fue dado.
Que a partir de ahí
a jugar con las cartas que nos ha tocado.
Que a veces se pierde y otras se gana,
que se puede tener suerte si crees en ella,
que a veces desear mucho una cosa puede hacer que suceda,
pero otras no es suficiente y hay que correr hacia ella.
También hay veces que por mucho que las persigas
puedes darte de bruces contra el suelo,
y es que no siempre sabemos bien lo que queremos.
Andamos perdidos persiguiendo estrellas fugaces,
criaturas salvajes…
Como si éstas pudieran atraparse,
como si al vernos corriendo con nuestras redes hacia ellas
no fueran a salir huyendo
y nos mirasen con esos ojos profundos
para hacernos entender,
que  no se puede retener al viento,
 ni al ave que surca los cielos,
que la luna brillará cada noche para todas las estrellas,
porque esa es su naturaleza,
al igual que la criatura salvaje se acercará silenciosa
si nos detenemos a observar la magia de su esencia.
La libertad no cabe en estas manos que te rozan,
cuando la ilusión de poseerlo todo
esconde la certeza
de no ser dueños

de nada.

martes, 3 de enero de 2017

03/01/2017

“Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”

Aunque sigamos teniendo cosas en común, y nos conozcamos bien el uno al otro,  hay algo que ha cambiado, nos hemos acostumbrado a estar solos por demasiado tiempo, y nuestros cuerpos se echaban de menos, buscaban contacto con urgencia, caricias, abrazos, besos, miradas…intentando recuperar la sensación de un tiempo pasado, como si con los besos todo volviera a renacer, como si todo el dolor se esfumara por un momento. .. Ya no habría palabras bonitas, ni promesas, ni castillos en el aire como antes siempre hacíamos. Simplemente dejamos que hablaran nuestros cuerpos, que brotaran los sentimientos, y lo que no te decía con palabras lo hacía con miradas, lo dejaba grabado con gestos sobre tu piel.

Me sentí extraña volviendo a caminar junto a ti por las calles de valencia cogidos de la mano, como si quisiéramos revivir lo que fue, pero ya no volvería a ser lo mismo. Como si el tiempo no hubiera pasado, como si esos 4 meses hubieran sido un paréntesis en nuestras vidas y ahora todo volviera a ser como era, fingimos por un momento que así era, y estuvo bien.
 Ya hace tiempo que dejé de esperar  tus mensajes de buenas noches, pero no sé porque aquella noche lo esperé, aun sabiendo que nunca aparecería, que a pesar del sueño de  aquella tarde de invierno, nada cambiaría entre nosotros, ni el pasado volvería a nuestros días, ni nosotros volveríamos a ser los mismos.

Comprendí que te quería de una forma inexplicable y que nuestros cuerpos se anhelaban como eternos amantes unidos por la ley de atracción más fuerte, haciéndonos volver el uno al otro como dos náufragos perdidos que se buscan para llegar a tierra pero a la vez sabiendo que ya nunca volverían a su isla, y que nada tendría sentido más allá del maravilloso momento que sucedía y se consumía en aquel preciso instante, pero que siempre quedaría como algo tan nuestro, como todo lo que tuvimos..


Pero finjamos, finjamos que todo está bien,  y abrázame fuerte antes de que me vuelva a ir, y te vuelva a echar de menos.