Solía ir a pasear al cementerio
estaba siempre precioso, cubierto de nieve, velas y flores..
Cerca de las tumbas había pequeños bancos
para que la gente pudiera sentarse y conversar con los
espíritus del pasado.
Además allí no hacía falta tener una excusa para llorar,
la gente no te iba a mirar raro,
pues podrían pensar que alguno de ellos es tu familiar.
Yo solía pararme en algunas tumbas,
leía el nombre de las personas e imaginaba sus vidas..
Me gusta ir al cementerio,
pues nos recuerda lo efímero que es el tiempo,
que aquí estamos de paso
y que mejor aprovecharlo al máximo.
No hay cementerios suficientes
para tanta muerte,
ni vida que quepa
en el corazón vacío
de quien no encuentra el sentido en el camino.
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