viernes, 31 de marzo de 2017

Poema para un artista

Vamos a fundirnos como los pigmentos en la encáustica,
Seremos la mezcla de primarios formando complementarios, secundarios y la gama infinita de colores más extraños.
Vamos a desdibujarnos los contornos con el difumino,
 a perdernos en la línea discontinua
 o a emerger a golpes de luz de una grisalla.

Déjame ser tu fotolito,
 la matriz a la que volver una y otra vez
 a estampar de colores tu realidad.
O si lo prefieres, vistámonos de azul Klein en una cianotipia
O hagamos transferencias de este fotograma
Por donde quieras.

Si no te gusta el papel rasgado,
Podemos hacer un collage con los pedazos.
O si decides que es mejor reservar algún fragmento
Puedo ser tu cinta de carrocero,
para que dentro de un  tiempo,
cuando vuelvas la mirada,
los blancos te parezcan más blancos
y la situación respire
en armoniosa composición.
No te preocupes,
los bocetos de ensayo y error son mi vocación.

Vamos a mirarnos con perspectiva,
Que la relación entre distancias
Siempre fue muy relativa para quien la mira
Y a mí todo me parece siempre un cuadro cubista.

Tipografiemos nuestras iniciales
En papel de 300 gramos,
Para que la textura del gofrado,
Pueda leerse incluso con los ojos cerrados.

Seamos mural en las paredes sin imprimar,
Efímeros al paso del tiempo,
Pero resistentes a una lluvia torrencial

Me siento como un material fotosensible,
que al contacto con tu luz,
Se disuelve en tus matices.

Vamos a pintarnos lento,
Con pinceladas constructivas,
Respetando los tiempos de secado
Y siendo conscientes de cada paso.

Porque en este cuadro
Siempre inacabado,
No importa que sea figurativo o abstracto,
Sino que al mirarlo

Recordemos todo lo que hemos disfrutado.

martes, 28 de marzo de 2017

mientras arda


Quiero ser la que te prepare la cama y la calma,
la que te arrope con mantas
cuando llegues después de una tormenta
en los días de resaca.

La que te recomponga con abrazos cálidos
cuando el frío parezca haberse instalado
y ya no nos queden vasos  en los que llenar con vino este vacío
para poder seguir diciendo que el nuestro esta medio lleno,
medio lleno de todas las cosas que dejamos a medias
por el temor a hacerlas desbordar
y ver como se rompe otra copa...
De esas en las que solíamos brindar
para que las esperanzas un día
se hicieran realidad.

He venido a secar tus lágrimas con sonrisas
a recordarte que no debes dejar que ellos te definan
ni creerte las historias que en tu mente
se  reafirman
proyectando pensamientos
para que pierdas la partida.

He venido a sembrarte de dudas
a romper con lo establecido
a ser tu reflejo
y si no te gusta lo que ves
quizás debas arreglarte tú primero
que aquí somos todos espejos
que no soportan su reflejo.

Cuánta magia hay en las noches
de exceso y máscaras
de palabras que se amontonan y cuerpos que bailan
de miradas furtivas y nostalgias escondidas..

 Y cuánto de verdad queda de todo aquello por las mañanas…?


Cuando vengas con heridas bajo tu armadura
no dudes en llamar a mi puerta
te he preparado la calma y la cama,
el tiempo del amor en llamas
para que te quedes

mientras arda…


( Cuando salgas por la puerta, no te olvides de recoger las cenizas..)

miércoles, 22 de marzo de 2017

Tras el alambre de espino


Los que vivís seguros
En vuestros cálidos hogares,
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
la comida caliente
Y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
quien trabaja en el fango
quien no conoce la paz
quien lucha por medio trozo de pan
quien muere por un sí o por un no (…)

Primo Levi.

Transportados en vagones
como si fueran ganado,
seleccionados a simple vista
en función de sus capacidades físicas.
Reducidos a rostros y cuerpos anónimos,
Consumidos a la condición última de existir para salvar la vida.

Tratados como máquinas para el trabajo,
despojados de sentimientos,
privados de las necesidades más básicas
como el alimento, el cobijo o el aseo..

Cuando a un ser humano le privan de todo lo esencial
y el instinto de supervivencia es lo único que resta,
la libertad es una quimera que se burla tras el alambre de espino,
la epidemia que se instala en las entrañas para congelarte hasta los huesos…
“El trabajo os hará libres” cita la inscripción en alemán
sobre la puerta de entrada.
Pero aquella mentira,
como todas las demás,
rápidamente fueron descubiertas.

La muerte se respira en el ambiente,
el dolor, el fuego, las cenizas…
Los gritos reprimidos,
la infancia arrebatada,
las esperanzas mermadas…

Cómo podrían dormir los vigilantes por las noches?
con qué juicio demente acallaría el ego los remordimientos?
Qué justificación valdría para aprobar aquellos actos perversos e inhumanos?
Qué temores se esconderían bajo el consentimiento y la autorización de todo aquello,
para acabar poniéndose una venda en los ojos
y que nadie se atreviera a acercarse a aquellos campos…
Donde seguían
eficazmente,
silenciando vidas,
maltratando cuerpos,
arañando el alma de todos ellos.
Dejando cicatrices en los que sobrevivieron,
como heridas incurables al paso del tiempo.
Qué oscuro e inexplicable pensamiento puede otorgar el poder a un ser humano de creerse en derecho a decidir sobre la vida o muerte de una o mil personas?
Y cuánta miseria puede albergar los corazones
de aquellos que tratan la vida
con tal desprecio con el que matarían a un insecto?

Al entrar en los barracones,
vemos objetos amontonados, maletas, pertenencias…
Restos de vidas y sueños.
Se reducen a cifras, números, a un suceso..
Pero detrás de cada uno de ellos, esta su historia, su viaje..
El trayecto que desgraciadamente la mayoría tuvo que terminar allí.

Ahora les vemos, tras la vitrina,
a través de los objetos,
parece algo tan irreal.. y  sin embargo
tan certero y reciente al mismo tiempo…
Vemos las fotografías, de rostros sin vida,
Les imaginamos en aquel lugar
A 20 bajo cero en invierno,
con su fino pijama a rayas,
trabajando en el fango, enfermos y en los huesos,
esperando la muerte como única vía
para alejarse de aquel tormento,
para alcanzar la libertad
que nunca hallaron por más que se mataran a trabajar…



Vosotros, que aunque os apuntaran con sus armas,
os desafiaran con la mirada,
os golpearan una y mil veces contra el frío suelo,
Vosotros, siempre estuvisteis por encima de ellos.

Este mundo no entiende de justicia,
de razón o entendimiento,
yo hace tiempo que dejé de comprenderlo,
de buscar explicaciones
a lo que carece de lógica en sus argumentos.

Que cada uno lo acepte como pueda,
este pasado que llevamos a cuestas
y aunque a veces lo ignoremos
sigue pesando muy adentro.

Que siga sin comprenderse,
que la palabra locura defina este lastre
y que allí donde la razón no alcance
lo hagan la pintura, la música, el arte en todas sus formas y expresiones.
Que se escriban los hechos,
se narren los sucesos
y que la poesía

haga el resto…

miércoles, 15 de marzo de 2017

Volvamos a crear nuestro mundo...

En la época en la que todos éramos pintores
Y no había imposibles…
Cuando las cosas se podían explicar con un cuento
Y todo tenía un sentido, por muy increíble que fuera.
El mundo estaba lleno de colores y hasta el sol nos sonreía,
Aquella época en la que podíamos ser quienes quisiéramos
Con tan solo imaginarlo…
Y los días se transformaban en unas pocas horas,
y las horas en minutos…
Cuando nos reíamos de los adultos por ser tan aburridos
y pensábamos que nunca seríamos como ellos.

Volvamos a entusiasmarnos,
a mirar el mundo como si fuera la primera vez que lo viéramos,
y a vivir el día como si fuera un juego,
pero sin competiciones ni enfados,
que estamos en el mismo bando,
y si tu ganas yo gano.

Recuperemos los sueños que fuimos olvidando,
juguemos con la nieve,
saltemos en los charcos               ,
pidamos perdón si nos hemos hecho daño,
sigamos aprendiendo…


Recordemos nuestra infancia cuando nos levantemos por la mañana,
que la ilusión de los sueños nos sirva de alimento,
y reírnos de la vida hasta quedar sin aliento.

Recuperar esa inigualable creatividad
Sin importar el qué dirán,
la facilidad de hacer amigos en cualquier momento
y volver a ser auténticos..


lunes, 13 de marzo de 2017

Nostalgias

“El frío se ha hecho ciudad, y yo sólo, he aprendido a quemarme...”  Escandar Algeet

Admiro a la gente que vive en el presente,
pero me cautivan aquellas personas
que acarician sus nostalgias,
que aprenden a conducir con ellas en la guantera
y que las sacan a pasear
cada vez que las reconocen en algún lugar.

Tú decías que la nostalgia
es el arma que todos llevamos dentro
y que cada día nos mata poco a poco.
Yo creo que es la rosa seca
que regamos de vez en cuando
al acordarnos de su belleza,
sabiendo que nunca volverá a ser lo que era..

Viene siendo lo mismo más o menos,
aprender a lidiar con la ausencia
es el precio a pagar por la pérdida.

Sigo sin quitar los adornos de navidad de mi habitación,
tampoco las calles desvistieron de luces cada rincón
a pesar de que ya estemos  a mediados de febrero,
todos parecemos coincidir
en que el frío se lleva mejor así,
bajo las luces en los árboles
y la nieve vista desde una habitación caliente.

La pregunta de cuándo dejará de ser el sol tan débil
para empezar con el deshielo
sigue en el ambiente.

Es en esos momentos en que siento
nostalgia de veranos en mi piel,
de sol calentando hasta el anochecer
y de brisa de mar invitando a entrar…

El momento en que el frío
nos devuelve a la realidad,
sabiendo que de nada sirve sentarse a esperar
y que por débil que sea este sol que alumbra
al reflejarse en la nieve
el brillo que desprende nos puede cegar.

No creo que acabar con ellas sea la solución
pero tomar el control de las nostalgias
para que no te sumerjan
en la apariencia de un pasado mejor

sigo pensando que es de admiración.

viernes, 10 de marzo de 2017

Polonia

De ella aprendí…
Que puede hacer 20 bajo cero, pero que si te abrigas bien,
el frío no te cala hasta los huesos..
Que las casas son cálidas porque están hechas con buenos cimientos y muros gruesos,
Porque ya se sabe lo que pasa en invierno...
que aunque el sol escasee
El alcohol siempre es buen compañero.
Que sus gentes pueden parecer frías como el hielo,
pero siempre están dispuestos a ayudarte
aunque sea en lenguaje de gestos.
Entendí que quizás también fueran un poco fríos
por todo lo que han sufrido,
pero que el más cálido fuego
ardía en sus corazones.
Viví cerca de un cementerio,
que estaba siempre lleno de flores
y por las noches cuando pasaba,
Cientos de velas lo alumbraban.
Vi de cerca el lugar donde se cometieron las mayores atrocidades
y al pisar aquel terreno sentí un fuerte estremecimiento.
Aquel pasado infierno
nos recuerda la locura y la crueldad
que el ser humano es capaz de alcanzar.
De ella aprendí también
a estar sola el tiempo suficiente
Para entablar amistad con la soledad
Y decirle que no se preocupara,
que el silencio no esta tan mal,
que podemos aprender a escucharnos por dentro
en lugar de dejar que el ruido nos haga callar.
Que ya habría tiempo de volver a la ciudad
y aprender a lidiar con las prisas y los problemas de “primera necesidad”.
Viví en el último piso (habitación 431)
de una residencia apartada de todo
pero en mitad de un bosque precioso.
Cocina y baño compartidos
y una lavadora para todos,
sin espacios comunes
ni mesa en la cocina,
todo apuntaba al aislamiento en la habitación
como única opción.
Pero me sentí cómoda en ella,
era mi pequeño espacio de independencia,
leí, escribí, dibujé, medité..
y noté como algo en mi interior comenzaba a florecer.
Hice amistades que recordaré siempre,
compañeros de viaje incansables,
que por el día coincidíamos en algunas clases
y por las noches nos dedicábamos a otras artes.
Sigo aprendiendo a dejar atrás lo que no necesito,
a soltar lastre para caminar ligera,
a observar la naturaleza
y dejar que mis pensamientos
se evaporen en su presencia.
A ella siempre la recordaré nevada,
con hermosos paisajes
de belleza inabarcable.
Ciudades con encanto,
sopas calientes para combatir el frío
y el ambiente melancólico que provocan,
el atardecer temprano
y la nieve sobre los tejados.
Una experiencia inolvidable
de la que crecer un poco más,
el viaje que nunca acaba,
pues siempre quedarán cosas por explorar,
tanto dentro como fuera,
incluso en tu propia ciudad.
Como dijo una vez mi amiga Elena,
formamos parte de los lugares en los que habitamos
y una parte de nosotros se queda en ellos cuando nos vamos.

Hasta siempre, Polonia.