De ella aprendí…
Que puede hacer 20 bajo cero, pero que si te abrigas bien,
el frío no te cala hasta los huesos..
Que las casas son cálidas porque están hechas con buenos cimientos y muros gruesos,
Porque ya se sabe lo que pasa en invierno...
que aunque el sol escasee
El alcohol siempre es buen compañero.
Que sus gentes pueden parecer frías como el hielo,
pero siempre están dispuestos a ayudarte
aunque sea en lenguaje de gestos.
Que puede hacer 20 bajo cero, pero que si te abrigas bien,
el frío no te cala hasta los huesos..
Que las casas son cálidas porque están hechas con buenos cimientos y muros gruesos,
Porque ya se sabe lo que pasa en invierno...
que aunque el sol escasee
El alcohol siempre es buen compañero.
Que sus gentes pueden parecer frías como el hielo,
pero siempre están dispuestos a ayudarte
aunque sea en lenguaje de gestos.
Entendí que quizás también fueran un poco fríos
por todo lo que han sufrido,
pero que el más cálido fuego
ardía en sus corazones.
Viví cerca de un cementerio,
que estaba siempre lleno de flores
y por las noches cuando pasaba,
Cientos de velas lo alumbraban.
por todo lo que han sufrido,
pero que el más cálido fuego
ardía en sus corazones.
Viví cerca de un cementerio,
que estaba siempre lleno de flores
y por las noches cuando pasaba,
Cientos de velas lo alumbraban.
Vi de cerca el lugar donde se cometieron las mayores atrocidades
y al pisar aquel terreno sentí un fuerte estremecimiento.
Aquel pasado infierno
nos recuerda la locura y la crueldad
que el ser humano es capaz de alcanzar.
y al pisar aquel terreno sentí un fuerte estremecimiento.
Aquel pasado infierno
nos recuerda la locura y la crueldad
que el ser humano es capaz de alcanzar.
De ella aprendí también
a estar sola el tiempo suficiente
Para entablar amistad con la soledad
Y decirle que no se preocupara,
que el silencio no esta tan mal,
que podemos aprender a escucharnos por dentro
en lugar de dejar que el ruido nos haga callar.
Que ya habría tiempo de volver a la ciudad
y aprender a lidiar con las prisas y los problemas de “primera necesidad”.
a estar sola el tiempo suficiente
Para entablar amistad con la soledad
Y decirle que no se preocupara,
que el silencio no esta tan mal,
que podemos aprender a escucharnos por dentro
en lugar de dejar que el ruido nos haga callar.
Que ya habría tiempo de volver a la ciudad
y aprender a lidiar con las prisas y los problemas de “primera necesidad”.
Viví en el último piso (habitación 431)
de una residencia apartada de todo
pero en mitad de un bosque precioso.
Cocina y baño compartidos
y una lavadora para todos,
sin espacios comunes
ni mesa en la cocina,
todo apuntaba al aislamiento en la habitación
como única opción.
Pero me sentí cómoda en ella,
era mi pequeño espacio de independencia,
leí, escribí, dibujé, medité..
y noté como algo en mi interior comenzaba a florecer.
de una residencia apartada de todo
pero en mitad de un bosque precioso.
Cocina y baño compartidos
y una lavadora para todos,
sin espacios comunes
ni mesa en la cocina,
todo apuntaba al aislamiento en la habitación
como única opción.
Pero me sentí cómoda en ella,
era mi pequeño espacio de independencia,
leí, escribí, dibujé, medité..
y noté como algo en mi interior comenzaba a florecer.
Hice amistades que recordaré siempre,
compañeros de viaje incansables,
que por el día coincidíamos en algunas clases
y por las noches nos dedicábamos a otras artes.
compañeros de viaje incansables,
que por el día coincidíamos en algunas clases
y por las noches nos dedicábamos a otras artes.
Sigo aprendiendo a dejar atrás lo que no necesito,
a soltar lastre para caminar ligera,
a observar la naturaleza
y dejar que mis pensamientos
se evaporen en su presencia.
a soltar lastre para caminar ligera,
a observar la naturaleza
y dejar que mis pensamientos
se evaporen en su presencia.
A ella siempre la recordaré nevada,
con hermosos paisajes
de belleza inabarcable.
Ciudades con encanto,
sopas calientes para combatir el frío
y el ambiente melancólico que provocan,
el atardecer temprano
y la nieve sobre los tejados.
con hermosos paisajes
de belleza inabarcable.
Ciudades con encanto,
sopas calientes para combatir el frío
y el ambiente melancólico que provocan,
el atardecer temprano
y la nieve sobre los tejados.
Una experiencia inolvidable
de la que crecer un poco más,
el viaje que nunca acaba,
pues siempre quedarán cosas por explorar,
tanto dentro como fuera,
incluso en tu propia ciudad.
de la que crecer un poco más,
el viaje que nunca acaba,
pues siempre quedarán cosas por explorar,
tanto dentro como fuera,
incluso en tu propia ciudad.
Como dijo una vez mi amiga Elena,
formamos parte de los lugares en los que habitamos
y una parte de nosotros se queda en ellos cuando nos vamos.
formamos parte de los lugares en los que habitamos
y una parte de nosotros se queda en ellos cuando nos vamos.
Hasta siempre, Polonia.
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